Hace ya algunos años se dispuso que en España el orden de los apellidos de los recién nacidos que se iban a inscribir en el Registro Civil podían estar en el dispuesto en el orden que se quisiera.
Para ello es requisito que ambos padres estén de acuerdo, ya que en caso contrario se sigue dejando el orden acostumbrado. Sólo se me ocurre como motivo el que resulte algo risible. Conozco alguien que se apellidaba De la Osa Mayor, y que sin duda hubiera hecho dicho cambio.
Claro que, históricamente ha habido excepciones, sobre todo en los altos niveles. Cuando en España han reinado mujeres, a sus descendientes se les ha colocado el apellido materno por delante del paterno.
Pero curioso tuvo que resultar para el pobre de Francisco de Asís de Borbón, supongo que al casarse tendría la alegría interna de que sus apellidos iban a transmitirse según la costumbre ya que coincidían con los de su augusta madre, pero luego te encuentras con que no sabes si la mayoría de tus hijos son tuyos porque aunque tu casquivana esposa te da doce hijos, no sabes si alguno de ellos es tuyo realmente.
Y el caso más llamativo es el de la infanta María de la Paz de Borbón, que era tan sumamente consciente de que Francisco de Asís no era su padre, que nunca firmaba como Borbón y sí como Tenorio, secretario particular de su madre.
Es de suponer que utilizaría el Borbón como segundo apellido, pero eso sería ya en relación a su madre y no de él, para mayor escarnio de su honor mancillado.
Cosas curiosas.
ResponderEliminarEn Argentina desde hace poco tiempo se permite lo mismo. Antes no había orden: sólo el del padre. Inentendible el orgullo por un apellido. Le puedo tener cariño al mío por mi papá pero nada más, que se perpetúe no creo que sea interesante (y eso que tengo entradas enteras dedicada a mi apellido jaja). En fin, saludos
ResponderEliminar