Se dice que los peces tienen una memoria de poca duración. Ignoro cómo se ha podido comprobar dicha afirmación, pero teniendo en cuenta lo sufrido de su existencia, se podría pensar que no deja de ser una bendición para ellos.
Sabidos son los muchos peligros y males que les acechan: otros peces que les quieren comer, la contaminación de todo tipo, los humanos con sus redes, etc
Pero ahora otro nubarrón les aparece por el horizonte, aún teniendo en cuenta que en el mar no hay ni horizontes ni nubarrones. Los chinos han comprobado que de todo el pescado que se extrae, tan solo se aprovecha un 42%, y que el resto no deja de ser material contaminante que resulta molesto e incómodo.
Así que algún científico de por allí investigando qué hacer con dichos residuos, ha llegado a la feliz idea que que ese colágeno sobrante se puede aprovechar para hacer batería para móviles. También ignoro cómo ha llegado a tan extraordinario descubrimiento.
Fácil es deducir que pronto ese colágeno se podría aprovechar también para todo tipo de baterías, llegando incluso a ser el combustible del futuro, lo cual implicaría la necesidad de aumentar las capturas en todo el mundo. Malos tiempos para ser pez
Como única nota positiva sólo se me ocurre que viniendo las baterías de los móviles del fondo del mar, un teléfono no quedaría inmediatamente inservible al mojarse. El arroz se podría dedicar tan solo para comer.
Pobres peces, la que les espera.
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