Garantías.

 Mucho me temo que al contrato suscrito entre el Reino Unido y China acerca del paso de soberanía de Hong Kong, se le ha pasado el periodo de garantía. Como suele suceder cuando compras cualquier artilugio electrónico, que al día siguiente de vencer la garantía emergen defectos, taras y averías.

Si no, no se entiende que de repente Pekín haya decidido reformar el sistema electoral para lograr el control del poder legislativo y ejecutivo acabando con cualquier oposición. Al parecer va a dotar de poderes al Comité Electoral para que solo él pueda elegir los candidatos a las elecciones. Y es de suponer que solo los patriotas acérrimos tendrán opciones de ser candidatos.

Supongo que esto lo tendrán en cuenta las autoridades españolas (o lo deberían tener en cuenta) cuando se planteen las garantías que deben ofrecer a los gibraltareños para volver a estar bajo soberanía de Madrid.

Con ejemplos como ese va a ser difícil que se fíen, pero siempre queda esgrimir el caso de Goa, que pasó de Portugal a la India sin mayores traumas. Pero siempre se marca en la memoria la mala noticia que la buena.

De todas maneras veremos qué sucede en China, porque debido al envejecimiento de la población, el gobierno va a suprimir el límite de un hijo por matrimonio, y generalmente las revoluciones y cambios bruscos son cosa de los jóvenes.