Hay que ver cómo ha ido cambiando el grado de susceptibilidad
con los tiempos. En 1870 el canciller Bismarck logró enfurecer de tal manera a
Francia, que le declaró la Guerra a Prusia. Para ello tan solo tuvo que hacer
un resumen con su propia pluma del telegrama que el embajador francés le
dirigió. Para ello hizo alguna que otra modificación, muy a su manera, y
presentó el “resumen” a varios militares prusianos, el texto se difundió y
acabó en una guerra entre ambos países, ya que caldeó lo suficiente los ánimos
de la población tanto francesa como alemana.
Ahora, Estados Unidos ha estado espiando a la canciller alemana,
además con la ayuda del servicio secreto danés, se supone que los alemanes
tendrían que estar enfurecidos, pero por aquello del espíritu de concordia reinante,
al parecer no va a pasar absolutamente nada. Y eso que ya ha habido
antecedentes se sucesos similares. Y eso que se supone que cualquier noticia se
propaga con mayor rapidez y difusión en la actualidad.
Nada es como era, y me pregunto cómo debería ser un suceso
para poder caldear lo suficiente a la sociedad hoy.
Se ve que a pesar de lo inconsciente que es el ser humano, en algunas cosas hemos aprendido algo y es que una guerra se sabe como empieza, pero no como acaba, generalmente mal.
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