La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 28 de febrero de 2022

Un tipo extraño.

 

Hace muchos años leí un artículo acerca de un maestro que utilizaba el fútbol para enseñar Geografía a sus alumnos. Aprovechaba los enfrentamientos de cada semana para ubicar los equipos en el mapa, marcar los ríos, montañas y localidades que el equipo debía atravesar en su desplazamiento, etc.

También lo empleaba para desentrañar los misterios de la Aritmética usando la tabla de la clasificación, la Geometría trazando los movimientos del balón y Física describiendo como las patadas influían en la pobre pelota.

Pero no recuerdo que usara el balompié para instruir acerca de ideologías políticas. Y eso que también el deporte rey puede desasnarnos con mucha precisión.

A raíz de la invasión putinesca he recordado el caso del jugador ucraniano Roman Zozulia, el cual fue repudiado por los bucaneros del Rayo Vallecano, y todo porque hace años defendía en las redes sociales las posiciones del gobierno ucraniano y se oponía a las pretensiones rusas.

Se le calificó de nazi, fascista, racista, hitleriano y demás lindezas. Creyendo ser ciertas las afirmaciones de hinchada tan antifascista consulté en Wikipedia la entrada referida al presidente ucraniano, y me he encontrado con alguien que no es militar, que parece la profesión idónea de cualquier dictador que se precie, que su lengua materna es el ruso, el idioma que supuestamente querría hacer desaparecer de su país, y lo mejor de todo: es de etnia judía, mal vamos para un nacionalsocialista ucraniano.

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