La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

domingo, 12 de junio de 2022

Afrancesado.

 A lo largo de la historia, el ser afrancesado en España ha tenido unas connotaciones negativas. Suponía ir contra el resto de la sociedad, creer que merecía la pena fijarse en cómo se manejaba el vecino de arriba e intentar irlo introduciendo acá poco a poco.

Yo también era de la opinión de que poco bueno podía venir allende de los Pirineos, y que más valía buscarnos la vida por nuestra cuenta y riesgo.

Pero mi opinión ha variado un poco después de leer un artículo y conocer cómo se maneja el sistema judicial galo.

A raíz del juicio que se va a celebrar contra el único terrorista superviviente de los atentados de París, he sabido que existe la medida de cadena perpetua sin posibilidad de reducción de pena; que también existe la posibilidad de imponer una pena (en este caso 22 años), y que tras cumplirlos es cuando el penado puede pedir libertad condicional o permisos. Antes de cumplir la pena impuesta ni siquiera se escuchan las peticiones del preso. A veces se es condenado a cadena perpetua, pero se concede que tras los 30 años de cumplimiento de la pena, el condenado pueda pedir esos privilegios, todo un “chollo”.

Y que no se quejen los juzgados, que la pena de muerte fue abolida en 1981, y el último guillotinado data de 1977. Vamos, hace nada.

No vendría mal un código penal más afrancesado.

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