Es de sentido común pensar que si cuando me hallo en plena reforma de mi casa, alguien me visita; esa persona no se puede quejar del desorden y suciedad que reinan en mi casa. Y más si tal reforma se debe a una avería de la cual es culpa un vecino malintencionado.
Es lo que se me ocurre cuando veo
que la Comunidad Europea exige a Ucrania profundas reformas en sus usos
democráticos si quiere seguir adelante en su pretensión de pertenecer a la Unión.
Cuando tienes parte de tu territorio
invadido, cada día cientos de tus paisanos caen masacrados y la economía
nacional está siendo devastada por tu vecino de al lado, supongo que lo último
que se te ocurre es anteponer la necesidad de que los derechos y pretensiones
legítimos de tus vecinos estén revestidos de garantías legales convincentes.
Al padre de familia que no tiene
con que alimentar a su prole, no se le puede exigir que escuche pacientemente a
un hijo pedir dónde quiere ir de vacaciones ese verano, y encima que el ruego
sea atendido.
Aquí, claramente, hay otro tipo de connotaciones.
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