Recuerdo haber leído hace mucho tiempo, que un israelí prominente se lamentaba de que estaba muy bien eso de que Dios les había dado un territorio para ellos, que estaban encantados de administrarlo, enriquecerlo y defenderlo.
Pero, ¿era preciso que estuviera
rodeado de países productores de petróleo y que el suyo no tuviera ni una gota?
Pues algo así deberíamos pensar
ahora, ¿es preciso que nuestra pobre Europa, además de no producir apenas petróleo,
tenga de vecino a Rusia con su gas y a China con sus virus?
Es que resulta muy sospechoso que
mientras que el resto del mundo iba venciendo al virus, China confinaba con
saña a sus habitantes, y ahora que tiene un rebrote que desata todas las
alarmas, abre sus fronteras, y deja que sus ciudadanos amenacen a todo el orbe
conocido.
De veras que resulta harto
sospechoso.
Independientemente de otras consideraciones, las autoridades chinas han fracasado en su lucha contra el Covid-19. Una parte nada desdeñable de su población no se ha vacunado y es que si aquí hay supersticiones, allí, ni te cuento y, encima, sus vacunas se han demostrado poco efectivas frente a las de occidente, pero claro, ellos no van a comprar vacunas alemanas o estadounidenses y aceptar que las suyas son peores, Así que vaya papeleta tenemos, porque esto nos afecta a todos.
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