Muchos de los inventos de los que disfruta la humanidad, han llegado a este mundo gracias a las guerras. Primero se les ha dado un uso militar, y después han pasado al empleo civil. Tenemos el ejemplo de la pólvora, el GPS, los drones, la comida enlatada, etc.
Digamos que muchos de esos descubrimientos,
afortunadamente no todos, han tenido que pagar una especia de tasa de sangre
para poder llegar al común de los mortales.
Incluso, hoy día, conflictos
actuales pueden llevar a cambios curiosos. Uno de ellos se está produciendo en
la guerra entre Rusia y Ucrania. Hasta ahora, en los países ortodoxos la
celebran el 7 de enero. En realidad, para ellos se trata del 25 de diciembre, sólo
que las iglesias ortodoxas se basan en el calendario juliano (dos semanas adelantado
con respecto al gregoriano). Algo que no deja de causar perplejidad y complicaciones
en todos los aspectos en un mundo tan globalizado.
Y alguna ventaja ha de tener la agresión
de Putin: Como rechazo a Rusia, en Ucrania se está empezando a celebrar la Navidad
según el calendario según el calendario gregoriano. Después de todo la iglesia
rusa bendice la invasión, algo que justifica aún más las crecientes diferencias
entre la iglesia rusa y la ucraniana.
Se trata de un ecumenismo a base
de pólvora y sangre.
Así es y así han sido muchas cosas a lo largo de la historia que la humanidad, estúpidamente repite (repetimos) una y otra vez.
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