Al parecer, en el debate parlamentario solo se puede acudir a la descalificación personal, al exabrupto, a los detalles de la vida personal, etc., cuando el ataque va desde un campo hacia el otro. En el otro sentido está mal visto, calificado de inapropiado y digno de las mayores censuras.
Así que me cuidaré mucho de aludir
a la vida personal de la señora ministra de Igualdad, a su formación, a cómo ha
llegado al puesto, a sus maneras y sus tejemanejes.
Tan solo quisiera saber como fue
el proceso de dejar su antiguo puesto de cajera en MediaMarkt, si fue por
decisión propia, despido procedente, improcedente o tan solo dejó de aparecer
por su puesto.
Y sería toda una noticia una
entrevista con quien fuera su jefe inmediato, pero, al parecer, es alguien
menos asequible que el exmarido de la reina Letizia.
Y viendo la capacidad de reconocer
un error, sería el Pulitzer del año un reportaje sobre aquel cliente que se
hubiera quejado de que tan ilustre cajera le había dado mal las vueltas.
¿Logaría recibir el cambio justo?, ¿tuvo que recurrir a esperar a que se hiciera
el arqueo al final de la jornada?, ¿sería calificada su reclamación como
machista y heteropatriarcal?, ¿hubo de recurrir al Tribunal Supremo?
Buenas preguntas.
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