Resulta divertido ver cómo un candidato a la presidencia del gobierno acusa a su rival de presionar al jefe del estado a su favor.
Para no variar, no aporta ninguna
prueba de dicha presión. Pero, ya se sabe, difama, que algo queda.
Resulta sumamente difícil probar
dichas presiones, pero más difícil resulta creerse que se puede conseguir con
esa influencia. El rey, merced a la constitución, apenas tiene poder de maniobra,
y poco podría hacer.
Tal vez, algunos, quieran retrotraer
tanto la memoria histórica, que ya se ubican en los tiempos de Cánovas y
Sagasta. Entonces, los monarcas algo podían hacer en ese sentido, aunque
tampoco tanto.
Resultaría más curioso saber
acerca de la presiones, ruegos, influjos y promesas que puede estar recibiendo
el monarca en el exilio, o sea, Puigdemont, tan pronto deseado como indeseable.
Ya quisiera el rey de Marruecos
acceder a los registros de su teléfono. Entonces, hasta podría pedir el trono
de España sin el mayor miramiento.
El caso es decir tonterías.
ResponderEliminar