Pues que sepa Luis Rubiales que las cosas podían haber sido aún peor.
Suerte ha tenido ser presidente de la federación española y
no de la iraní, porque en la tierra de los persas, a un levantador de pesas, no
se le ocurrió mejor idea que estrechar la mano que le tendía un competidor.
Pues, sólo por ese gesto, ha sido sancionado por su
federación a no competir jamás y a irse olvidando de representar a Irán en ese
deporte o cualquier otro.
¿El motivo oculto? Que el otro deportista representaba a
Israel, y eso es algo intolerable. Claro que, si llega a ser el sancionado
norcoreano, tal vez a estas horas ya no estaría sobre la faz de la tierra.
Así que sí, al presidente de la federación iraní de
halterofilia, se le ocurre dar un “pico” a una altera, tampoco estaría sobre la
faz de la tierra. Seguramente porque estaría colgando de una grúa, y la altera,
haciéndole compañía. Eso sí, no en la misma grúa, por eso de guardar las
maneras.
Es para echarse a temblar.
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