Esto se va a poner de lo más interesante después de que Trudeau se haya planteado dimitir porque en el pasado remoto se disfrazó de negro. No es que vejara a la raza negra, simplemente se disfrazó de Aladino y tuvo a bien pintarse la cara de negro.
Ignoro si todo ello se debe a un arrepentimiento repentino del canadiense, que lo dudo, a una sugerencia de alguien de su entorno, o alguno que ha visto las fotos y ha visto tajada o se ha viso ofendido.
No sé en qué acabara todo ello, pero ya veo que para el próximo carnaval de Cádiz va a ser todo un quebradero de cabeza saber de qué disfrazarse: Ni de otra raza, otro sexo ( a no ser con certificado notarial de tener sensación de pertenecer a ese género), ni de animal por aquello de los veganos, por supuesto nada de niños o una profesión que no sea la propia, que ya andarán los Sindicatos al quite.
Sólo va a quedar lo de futbolista (mientras no se meta la Liga Profesional de Fútbol de por medio) y lo más socorrido de monja u obispo, este último no podrá ser gordo para no soliviantar a los subiditos de peso.
¿Y si todos se disfrazaran de Trudeau?
Es inaudito el extremo a que estamos llegando.
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