Un caballero comentó que su riqueza consistía en 40 acres de tierra. La joven se burló, "Eso no es ni un rancho. ¿Dónde está "ubicado"?
A lo que el magnate respondió con acento: "En el centro de la ciudad de Dallas".
Desde luego que abrir la boca antes de tiempo puede ser un grave error, asimismo lo puede ser el mantenerla cerrada no aprovechando la ocasión. Se trata de algo parecido al juego de feria donde uno ha de disparar al patito que se mueve por la galería. Hay que tirar justo en el momento, ni antes ni después.
A finales del siglo XIX, una mujer joven decidió buscar marido. No era mal parecida, pero mentalmente había establecido que el principal y fundamental requisito era que su pretendiente tuviera mucho dinero pues no deseaba trabajar ni pasar agobios financieros el resto de su vida.
Para agilizar el proceso, puso un anuncio en el periódico y concertó una serie de entrevistas. Tras varias de ellas y que la fueron decepcionando, llegó un caballero, agraciado y relativamente joven, cuando éste fue interrogado acerca de su riqueza, comentó que ésta consistía en 40 acres de tierra, que vendrían a ser 161.874 m2. La joven se burló diciendo que eso no llegaba para ni un rancho, que dónde estaba ubicada esa nimiedad.
A lo que el magnate respondió con fuerte acento sureño mientras se levantaba: "En el centro de la ciudad de Dallas".
Ignoro si la buscamaridos consiguió esposo finalmente, pero desde luego que dejó pasar una buena oportunidad por simplemente haber hecho primero la segunda pregunta y luego el comentario, que sin duda no hubiera sido el que fue.
Hay que tener todos los datos en la mano antes de abrir la boca.
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