Ya que pertenecía a la escuela cínica, no sabemos si a Diógenes
de Sinope le hubiera gustado la fama que ha alcanzado para la posteridad.
Seguramente pensaría que tal vez se debiera a sus
pensamientos, sin embargo quedaría desilusionado al saber que ninguno de sus
escritos se ha conservado.
Opinaría que tal vez se debiera a su ingenio, como cuando
era esclavo, y su dueño, viendo su valía, le preguntó que qué era lo mejor que
sabía hacer, y él respondió audazmente: Mandar, así que te ordeno que me
liberes.
Y le salió bien la jugada, porque fue libertado e incluso su
dueño le hizo instructor de sus hijos.
Pero no, el destino suele ser juguetón, y no es recordado
por ello, sino por darle nombre a una enfermedad mental, consistente en
acumular con desmesura todo tipo de objetos y pertenencias que generalmente no
le sirven para nada al dueño. Curioso, cuando él se caracterizaba por vivir en
una tinaja sin ningún tipo de posesión.
Pensaría que sí, que el destino es juguetón, y se volvería desencantado
a su tinaja.
Toda una incongruencia.
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