La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

domingo, 24 de octubre de 2021

Padre desesperado.

 Ayer, domingo, participé en una ceremonia religiosa. A la misma también asistió una madre con sus cuatro hijos pequeños.

Durante su transcurso, sus cuatro vástagos jugaron, lloraron, corrieran, rieron, gritaron y se tumbaron en el suelo. Todo ello bajo la más absoluta permisividad y beneplácito de su “encantadora” madre.

De hecho, hasta llegaron a interrumpir el acto en varias ocasiones. Todo ello para crispación paciente de los demás participantes.

Se leyó el evangelio, concretamente aquel en que un padre ruega a Jesucristo que sane a su hijo, y este lo cura.

Pensé que era extraño que la madre del hijo enfermo no hubiera acudido también a implorar el milagro, y, sin duda influido por el ambiente en que me hallaba, llegué a la conclusión de que el padre se había quedado a cargo del hijo. Éste le había proporcionado a su progenitor una jornada de lo más animada: lloros, travesuras, destrozos, negativas a comer, peticiones de lo más disparatadas, y el pobre padre, en un arrebato de locura, le había propinado al hijo de sus entretelas, un bofetón digno de Hulk, dejándole maltrecho y al borde de la tumba; lo cual había llevado al desesperado padre a acudir a Jesús para pedir por la sanidad del hijo antes de que volviera la madre.

Afortunadamente para él, en los evangelios no se menciona su nombre.

1 comentario:

  1. Ocurre como con las mascotas, sin que quiera compararlas con los niños, son los padres, o los dueños, los que molestan, porque no son capaces, o no les da la gana, de exigir a sus pequeños un mínimo de compostura para evitar molestias al prójimo.

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