Es curioso un detalle de cómo ve el Corán el suceso de la caída de Eva y Adán en el Paraíso (habrá que anteponer la mujer al hombre por aquello de la cortesía).
En el Antiguo Testamento judeocristiano, se ve (bueno, se lee) que ambos vivían desnudos, prácticamente si darse cuenta de su desnudez, gozando de buen clima y sin preocuparse por más.
En cambio, en el Corán se ve lee que se movían por el Paraíso, pero decorosamente ataviados, sin dar más detalles pero sin concesiones a la desnudez.
En el momento en que ambos comen del árbol prohíbido -al igual que la Biblia, no dice que sea un manzano- quedan desnudo, cosas de ese árbol, y no les queda más remedio que cubrirse con lo primero que encuentran: hojas grandes y poco más.
Son detalles secundarios, pero que ya apuntan a cómo va a acabar la cosa. Afortunadamente los botánicos no han encontrado aún un fruto que produzca los mismos efectos.
Algo inventarán.
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