Mucho me temo que la situación en
Francia es más grave de lo que parece. El país de la Ilustración, que siempre
iba por delante de España y nuestro referente en todos los aspectos, ya no debe
ser lo que era.
A raíz de los incendios que han
arrasado el sur del país, centenares de camioneros galos se han visto atrapados
en los pasos fronterizos, ya que las rutas de entrada eran peligrosas.
Los periodistas entrevistaban a
los enfurecidos transportistas, que veían cómo sus cargas se podían perder, y
en todos ellos había una queja unánime: La falta de información.
Vale que se quejaran de falta de
atención sanitaria, de alimentos, de agua o de higiene. ¿Pero de información?
Recuerdo los tiempos en que todos
los grandes camiones iban dotados de potentes emisoras de radioaficionado, lo
cual permitía a los camioneros estar en permanente comunicación para ayudarse,
informarse y hacer menos solitaria la ruta.
Ahora, a esos camioneros varados
en la frontera les basta con abrir sus smartphones, meterse en cualquier web de
información y enterarse de que lo que acontece al otro lado.
Peor lo tendrían hace décadas los
camioneros españoles cuando al atravesar la frontera, no sabían si una turba de
agricultores energúmenos les iba a desparramar la carga de sus vehículos. Eso sí
era para quejarse, y con razón.
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