Está claro de que, en este país, en el momento en que te jubilas o dejas tu lugar de poder, te puedes considerar como una nulidad a todos los efectos.
Tal vez de ahí venga esa consigna
tan generalizada entre las autoridades de que aquí no dimite nadie, y si ha de
ser cesado, resistirse como gato panza arriba. Eso sí, todo aquel que no tiene
un cargo preminente, a buscar la prejubilación a toda costa. Eso sí, con la nómina
íntegra 100%
El expresidente del Consejo
General del Poder Judicial, para darle un poco de lubricante a la renovación de
los órganos judiciales, ha dimitido.
En su despedida sugirió que fueran
sustituido hasta que alguien sea elegido para el cargo, por el magistrado
Francisco Marín, presidente de la Sala Civil.
En el momento que los que quedan
han leído lo que sugería el dimisionario, se lo han pasado por el forro, y han
tenido a bien elegir al magistrado de mayor edad.
Eso sí, cabe suponer que podían
haber pensado que Lesmes no se iba a dar cuenta del criterio seguido, y es que
el magistrado elegido es de apellido Mozo, y así nadie podría darse cuenta de
que se trataba del miembro de mayor edad, y que, casualidades de la vida,
pertenece a la facción progresista. Pero eso solo son casualidades.
Todo son casualidades.
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