Recientemente hemos pasado otro 8 de marzo, día de la mujer trabajadora.
Desde que llevo trabajando las secciones sindicales de CC.OO. y U.G.T. tenían por costumbre repartir a todas las trabajadoras una rosa roja. Flor que ellas recogían ansiosas, aunque a lo largo de la jornada se pudiera ver más de una tirada en alguna papelera marchita y desechada.
Evidentemente era una broma recurrente entre todos los que trabajamos allí mencionar que en realidad los sindicatos estaban llamando a las compañeras "mujeres floreros". Tal vez por ello alguna rosa acabara en la basura.
Tal vez por ello algún año CC.OO. se desmarcó y regaló bolígrafos, botes para éstos, chapas, etc.
Este año la celebración ha pasado sin pena ni gloria, y tal vez por aquello de la crisis no han aparecido las famosas rosas, aunque me consta que nadie las ha echado en falta.
Pero la U.G.T. esta vez ha tomado una iniciativa que ha dejado por los suelos las bromas sobre las mujeres florero. Ha debido pensar en aquello de ¿No querías café?, pues toma dos tazas.
Y no ha tenido otra ocurrencia que regalar ¡un espejo para maquillarse!
En esta ocasión nos lo han puesto tan fácil que nos han dejado a todos sin palabras.
Muchos ya auguran que el año que viene el obsequio consistirá en una lima de uñas, un pintalabios (rojo por supuesto) o una pinza para depilarse.
Tal vez ya recojan ideas.
Vergonzoso y patético.
ResponderEliminarEl año que viene regalarán medias o lenceria, o un vale para un centro de depilación láser.
No hay nada más ridículo y bochornoso que esta caterva de feministas de salón,ineptas absolutas que sólo perjudican a la mujer con sus iniciativas oligofrénicas.
Vaya. Se me había ocurrido lo mismo que a doña Natalia. Que regalaran sujetadores de esos que hacen ganar 20 tallas de pecho. Y fajas a medida de la Pajín.
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