Próximamente saldrá a la luz el
Real Decreto que limitará la publicidad del juego y las apuestas online. Una de
sus disposiciones es que no se podrán utilizar famosos para sus anuncios.
Así que me imagino una reunión de
la Dirección General del Juego, que será la encargada de vigilar, impulsar y supervisar
el cumplimiento de la ley. Tendrán que
proveerse de todas las revistas que hay en los quioscos y verse toda la programación
de televisión para poder determinar hasta dónde llega el nivel de fama del que
anuncie una casa de apuestas.
Asimismo habrá una sensación
agridulce dentro del famoseo. El que sea llamado a hacer uno de estos anuncios
se alegrará por la pasta que se va a llevar, pero en cambio se lamentará de que
su rostro no sea lo suficientemente célebre como para encender las alarmas de
la Dirección.
De igual manera, el no llamado
pensará que no se le contrata por ser demasiado famoso, pero se lamentará del contrato
que se le escapa.
Y lo más curioso de la ley, es
que una estrella futbolística no podrá hacer un anuncio recomendando una casa
de apuestas, pero si hacer publicidad de la misma mientras juega un partido.
Son unos hipócritas.
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