Andan los trabajadores de los trenes catalanes con la mosca detrás de la oreja. Parece ser que una de las peticiones de los independentistas es que los ferrocarriles en Cataluña pasen a ser controlados por la Generalitat.
Temen que ello lleve a una fragmentación
de empresa, pues a continuación las demás comunidades pedirían competencia
sobre tan jugoso asunto. Bueno, tal vez Ceuta y Melilla no entrarían en el
juego.
Implicaría que la división llevaría
a la existencia de sistemas ferroviarios de calidad diversa, con condiciones
laborales de todo tipo y un aumento de costes brutal.
Me parecen muy bien las quejas,
pero… ¿no se podía haber previsto también cuando se hizo lo mismo con la
Sanidad Pública?
Y con otras cosas.
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