Pues da que pensar. Se celebra la final de la Champions en la civilizada Francia, enfrentando a españoles contra ingleses. Todo ello dentro del Primer Mundo, y el partido se salda con vergonzosas imágenes de avalanchas, robos de móviles y entradas, falsificación de entradas, garrafales errores de seguridad e indignación generalizada de todas las partes.
Tal vez si el partido hubiera sido donde estaba previsto,
Rusia, no hubiera pasado nada, dada la contundencia habitual de la policía
rusa. Al fin y al cabo, se celebró no hace mucho el Mundial allá y no hubo
especiales problemas. Claro, que ahora mucho de esas fuerzas del orden estará ocupadas
en otros menesteres relacionadas con la invasión de la pobre Ucrania.
Ahora, que si eso ha pasado en el Primer Mundo, no quiero ni
imaginar lo que puede ser un festival de Eurovisión en Ucrania, con el país devastado,
dividido, y con gentes armadas hasta los dientes. A ver quién es el friki eurovisivo
que se va allá con un disfraz y un móvil de lo más apetecible. Más vale que ni
lo intenten.
Nunca se sabe, a veces ocurren las cosas donde menos te las esperas.
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