Es uno de los contratiempos de ser alguien famoso. Eres un artista, todo el mundo te reconoce por ello. Te ganas la vida con tu profesión y eres valorado.
Pero un día cualquiera estás haciendo algo que no tiene que ver con tu trabajo. Has ido al velatorio de otro artista al que tú conocías, apreciabas y por lo tanto te sientes por los suelos. En esos momentos sale de la nada un periodista, micrófono en ristre y te espeta un:
-"Fulanito, cómo te sientes en unos momentos así".
Y tú, que no te lo esperas y por tanto no tienes nada preparado, sueltas la consabida retahíla de frases hechas para estas ocasiones. Pero en un descuido se te escapa una "perla":
-"Ayudaba a las causas justas. Siempre echaba una mano a su familia y a sus amigos".
Y, claro, eso explica porque en este país todos nos creemos justos.
Pero luego llega el otro extremo. Rajoy es interpelado acerca de lo que va a votar su partido sobre la prórroga o no del Estado de Alarma a cuenta de otra posible huelga encubierta de los controladores aéreos. Y el gallego, para no pillarse los dedos, salen con un ni sí ni todo lo contrario. Y el personal se queda con la duda de si todo dependerá de que el jefe de la oposición tenga que volar o no durante esta Navidad.
Y sucede que todos creen que Rajoy es algo justito.
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