Esta mañana, dejando a los niños en el colegio y esperando a que se abrieran las puertas, el tedio me absorbía.
Es en esos momentos cuando uno pone la antena y procura distraerse con las conversaciones de los diversos grupos de madres y padres que se forman espontáneamente.
Como es obvio la temática suele ser acerca de lo mal que comen, de lo caro que están los libros o lo perversos que pueden llegar a ser algunos profesores.
Pero esta vez me ha llamado la atención el grupo más cercano. Allí una madre con evidentes rasgos magrebíes se quejaba de que la habían negado la beca del comedor. Más o menos como una buena porción de los que estábamos allí esperando.
Pero lo más sorprendente es que se lamentaba de que todas las ayudas iban para los extranjeros. Cuando otra madre la espetado qué cual era el problema, porque ella era extranjera, la respuesta nos ha dejado anonadados a todos:
-Sí, pero mi hija es española porque su padre consiguió la nacionalidad. Y encima la funcionaria que me atendió me aconsejó que para el año que viene consiguiera que mi hija tuviera la nacionalidad marroquí.
Sin palabras nos quedamos todos.
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