Aunque uno es de letras, también es reacio para aprender nuevas normas. Y la última reforma a la que nos ha sometido la Real Academia es de órdago.
No basta con aprenderse las nuevas reglas, hay que habituarse a ellas. No ver como un error las palabras que han sido metamorfoseadas, tildadas de otra manera o prohibidas directamente. No, no va a ser fácil.
Pero me ha llamado la atención que tras concluir en la televisión el informativo donde se han comentado estos cambios, han emitido el anuncio de una cadena de comida rápida. Esa que es tocaya de un pato. Y para darse mayor autobombo no han tenido mejor ocurrencia que proclamar que para premiarr su supuesta gran calidad les han otorgado la Q de calidad.
Se supone que esa Q vendrá del término inglés Quality, pero para no agredir de esa manera al español podrían simplemente decir que les habían concedido la Q por su calidad, no la Q de calidad.
También podría la Academia emplearse en parar tales desbarres, o ¿será que están preparando el equipo que determinará la prioridad alfabética de los apellidos en el Registro Civil? Si es así, mucho trabajo les espera.
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