Ha tenido a bien el jefe del Gobierno convocar a los empresario y banqueros de mejor pedigrí al Palacio de la Moncloa para ver si a ellos se les ocurre algo, porque lo que es a él, nada de nada.
Para hacernos cargo de la importancia de la reunión, hay que darse cuenta de que por los tapices zapateriles ha desfilado en unos minutos más de la mitad del Producto Interior Bruto español.
La reunión debió ser de enjundia, porque nadie se la quiso perder, bueno, sí. El periódico donde leía la noticia informaba acerca de que tan sólo dos empresarios habían preferido quedarse en sus casas al calor de sus chimeneas. Pero por más que buscaba por la red no daba con los nombres de los que habían hecho novillos aún con tanto periodista delante.
Se me ocurrió entonces buscar qué entendía el diccionario de la RAE por empresario. Encontré que en su primera acepción la Academia define que empresario es la "persona que por concesión o por contrata ejecuta una obra o explota un servicio público."
Entonces comprendí que evidentemente los ausentes eran los líderes sindicales Toxo y Cándido Méndez.
Sólo podía tratarse de ellos. Lo de "explota" fue la palabra clave.
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