Es lo bueno que tiene echar un vistazo de vez en cuando a la hemeroteca, que se puede comparar el diverso tratamiento por la prensa de hechos que básicamente son similares.
No hace mucho tiempo Berlusconi fue atacado por un perturbado que le arrojó una réplica de la catedral de Milán destrozándole la cara.
Por aquel entonces, como ahora, los medios de comunicación contrarios al jefe de gobierno en ningún momento acusaron a la persecución y acoso que sufría y sufre el controvertido político. En este caso el agresor fue uno de los manifestantes que pretendían boicotear el acto al que asistía el agredido.
En Estados Unidos ha sido atacada una congresista (allí es más fácil adquirir un arma que una estatuilla), también se trata de un perturbado. Pero hay algunas diferencias. Sus lecturas preferidas eran Hitler y Marx, lo cual no deja muy clara su ideología. En su página web había criticado a Bush con vehemencia, lo cual más bien le situaría en el otro campo.
Pero todos los medios de comunicación no han dudado en acusar de lo ocurrido a la presión que ejercen los republicanos y en concreto el Tea Party para recuperar el poder. Como si no fuera esa su función
Ya sucedió con el atentado que sufrió Reagan. La ideología de la víctima determina la capacidad mental y responsabilidad del agresor.
¿Pero cuál era la ideología de John Hinkley? No que le disparó a Reagan para impresionar a Jodie Foster? En cuanto a este coso que le disparó, no solo a la Congresista sino a cuanto encontró a su paso, se trata de un drogadicto. Un individuo dominado por la droga no tiene ideología.
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