Una vez que se ha consumado el esperpento de la pinganillada en el Senado, no podemos por menos que esperar un momento que puede ser memorable y apoteósico, vamos, algo digno de grabar para la posterioridad y digno de miles y miles de pinchazos en Youtube.
Simplemente se trata de grabar los rostros sudorosos, crispados y desvariados de los siete traductores del Senado. Y esa escena se producirá cuando Don Manuel Fraga Iribarne, como senador designado por el parlamento gallego, intervenga ante la Cámara alta.
Los dedos se me hacen huéspedes esperando tan sublime suceso. Más de un senador tirará su pinganillo a tomar vientos.
Lo que tiene que ser de traca es traducir a Chaves con su dislexia a cuestas.
ResponderEliminarDeberían invitar a los niños,jubilados y parados para que disfrutaran del espectáculo.
Como decía ayer Guti, más divertido que el circo.